octubrelibros

Vaya. Que ya es noviembre. Parece que fue ayer cuando comencé con la lista de libros 2013. Fue el mismo 1 de enero. El libro: La muerte de Virginia, de Leonard Woolf. Diez meses después sigo con mis libros. Más compro que leo, lamentablemente. Pero cada línea me hace feliz. Me gustaría tener más tiempo o más tranquilidad o lo mismo las dos cosas. O más orden. O en fin, que aquí voy con lo no mucho de octubre, que empezó con Los olivos de Belchite, de Elena Moya y ha terminado con Huesos en el jardín, de Henning Mankell.

Entre medias: Afortunada, de Gabrielle Bell, Los seres quebradizos, de Rocío Hernández Triano y El taller de escritura, de Jincy Willet.

Me gustó Los olivos de Belchite. Será que tengo ganas de visitar el pueblo. Será que la historia me interesa. Será sencillamente que pasé buenos momentos, entretenida entre sus páginas. Es una historia familiar, en la que el pasado-guerra-civil se confunde con un presente-batalla-económica. La historia se desarrolla entre España y Inglaterra, entre campos de olivos y zonas industriales. Las protagonistas, 3 mujeres que son 3 generaciones. 3 mujeres fuertes que se enfrentan -cada una en su momento y con sus armas- a los problemas de cada generación: la guerra, la política, el machismo, la homosexualidad, la libertad. La libertad. Historias que se resumen en una frase muy de abuela: "La vida no es como es, sino cómo se vive".

Afortunada es una novela gráfica. Entre nosotros, no es de las mejores que ha caído en mis manos. Se trata de una historia autobiográfica con un contenido muy -como este blog- de andar  por casa. Parece que la autora no tiene nada que contar. Nada que interese al lector. O si lo tiene no llega a comunicarlo bien. Sobre todo en la primera parte (está dividida en tres). Yo creo que la mejor parte es la tercera, en la que la narración ya va siguiendo un hilo argumental. Es más narrativa. La primera parece un ejercicio más que otra cosa. Un rollo "voy a escribir una viñeta diaria a ver qué pasa". Y lo que pasa es que a la autora no le ocurre nada interesante y las viñetas diarias pues eso, no interesan. Como escribo, la cosa va mejorando y en la tercera parte parece que encuentra su voz y un hilo argumental más consistente. En cuanto a los dibujos, son muy sencillos, casi minimalistas. Supongo que intencionadamente acordes con el intimismo que quiere transmitirnos Gabrielle Bell.

Los seres quebradizos es un poemario del que compartiría algún verso y creo que un par de poemas si lo tuviera aquí delante. No es el caso y no lo recuerdo como para reseñarlo aquí. De hecho, ha sido al abrir el cuaderno por la página listalibros2013 cuando lo he visto, en su puesto 46 y ostras, me ha costado ubicarlo. Recuerdo que marqué algunas páginas, por eso sé que tiene versos que compartir.

En lo que respecta a El taller de escritura, es una novela de intriga-asesinatos-y-demás que decidí leer por recordar un taller al que asistí hace unos años. Me han gustado algunas pistas que da sobre escritura y en general me ha entretenido bastante. Ya sabéis qué pasa con las intrigas facilonas. Amy, la prota, es profe del taller y se enfrenta a un curso nuevo, nuevos alumnos y oh oh de repente amenazas, notas, sustos... y un asesinato. A partir de ahí, imaginad. Alumnos que se convierten en sospechosos. Miradas de soslayo. Carreras a medianoche. Más muertes y un final feliz, con asesino desenmascarado y amigos para siempre.

Por último, Henning Mankell.

Kurt Wallander pasea por el jardín de la casa que está valorando comprar cuando tropieza con una mano esquelética. Además de eliminar de sus registros cerebrales la adquisición de la casa, este hecho inicia la última página del detective sueco. 

Según indica el propio autor, este librito (no llega a 90 páginas)  fue publicado en exclusiva y como regalo promocional para sus lectores de los Países Bajos. Una vez publicado El hombre inquieto (novela que cierra la serie de este detective) decidió hacer público (más público) el librito de los huesos, para que todos los amantes de Wallander pudieran incluirlo en sus colecciones.

Lo que más me ha gustado del libro ha sido el posfacio. Un texto de Henning Mankell en el que destripa de dónde salió el inspector, por qué escribió cada historia, cómo las documentó, cómo fue creando a los personajes... En fin, la parte de los libros que pocos conocemos y que a algunos nos interesa a veces más que la propia historia que cuentan.   


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