colores

Que los días grises me motivan es sabido por repetido. Que los días grises todos los colores brillan más es mágico. Por esas cosas de la vida, tenía previsto escribir sobre la lluvia y los colores, pero voy a dar un giro radical hacia la mierda de la informática y los ordenadores de mesa. Odio la informática. Además de no interesarme nada, no entiendo por qué si pongo un punto y aparte en esta maldita entrada, el espacio tras el punto y aparte mide diez centímetros. Nunca había ocurrido hasta ahora y no lo entiendo y me pone de un mal humor colosal y sólo me dan ganas de patear esta estúpida pantalla. Con lo bien que había empezado hoy el día, con su desayunito de huevo revuelto, caqui y earl grey, con las perspectivas de una jornada diferente, con la lluvia y lo de los colores. En fin. A estas alturas, y con la sabiduría que dan mis años (tan vacíos de ordenadores, móviles, millones de canales de tv y tal) no voy a intentar entender de qué van estas máquinas del diablo. ¿Que tengo que cambiar la historia? La cambio. ¿Que tengo que irme a dar una vuelta relajante? La doy. ¿Que me va a tocar inflarme a cualquier barbaridad proteica -ay, la ansiedad? Me inflo. ¿Que a otra cosamariposa? A otra. Bastante he tenido que aguantar en la vida como para que un maldito ordenar dirija mi día de lluvia.  

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