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La Sra. Memoria no me ajunta y así me va. Si no apunto las cosas se pierden en el agujero negro craneal que requetengo. Esto va al hilo de los libros del verano, que entre unas cosas y otras no he apuntado y así, amigos, imposible es de contar.

Los anotados en julio son Los buenos suicidas, de Toni Hill; Sé lo que estás pensando y No abras los ojos, de John Verdon; Té de manzanilla y otros poemas, de Katherine Mansfield y Los ecos de la tragedia, de Javier Pérez Campos.

Así de memorieta apuesto por Té de manzanilla y no me gustó el último de la lista. Los otros, qué os cuento, entretenimientos playeros. Ninguna obra de arte.

De los no anotados, resalto Me acuerdo, de Joe Brainard. Un libro que recomiendo porque por fin algo original. Lo de por fin es retórico. El libro se publicó en los setenta. Pero entre tanta historia y tanto libro y tanto montón de gente que escribe, la lista de meacuerdos de Brainard es un pequeño regalo para la mente. Sobre todo para la mía.

No voy a resumir ninguno porque (i) en cuanto a los playeros no merece la pena, son mero entretenimiento y (ii)  Té de manzanilla y Me acuerdo son libros irresumibles más allá de lo contado.

Por lo que respecta a agosto, he descubierto los libros electrónicos. Con el "he descubierto" quiero decir que he descubierto que aprecio los libros electrónicos. Y yo que pensaba que nunca iba a caer en las redes tecnológicas y que sería feliz entre libros y con mis libros. Por su puesto que mis libros siguen y seguiré defendiendo su edición y su lectura, pero empiezo a ver el lado bueno de la lectura electrónica.

No en vano, este agosto han caído los cuatro primeros: Una vacante imprevista, de J.K. Rowling; La comunera de Castilla, de María Teresa Álvarez; Un viaje portugués, de Julio Llamazares y Las puertas templarias (qué lamentable final), de Javier Sierra.

Además, he leído las obras completas de Maitena, y así ando de alterada.

De todos estos libros me decanto por La comunera de Castilla. Es una novela histórica basada en María Pacheco, mujer de Juan Padilla y gran defensora de la comunidad castellana frente al imperialismo de Carlos I (No quiero vivir en una castilla en paz porque sea cobarde, porque ceda a los abusos arbitrarios de los poderosos. Una Castilla que se conforme con obedecer, a la que no le importe decidir ni opinar sobre su futuro, que incluso mire a otro lado para no ver cómo la traicionan y saquean impunemente. No, yo no quiero vivir en una comunidad enferma como ésa, aunque sea en paz). El libro es una delicia. Está perfectamente documentado y muy bien ambientado. Lo leí entusiasmada de un tirón. 

A lo mejor haber celebrado el Día de Castilla en Villalar de los Comuneros y haber pasado por La Alpujarra mientras lo leía me ha disparado la parte no agujereada del cerebro a la historia y de ahí el encantamiento. Puede ser. En cualquier caso, creo que es un gran libro.

Ahora tengo cinco o diez a medias, para variar. Pero esos ya los iré contado y apuntando (sí, he encontrado el cuaderno de apuntar libros) en los próximos meses.

Que paséis un sábado lleno de sonrisas y, a ser posible, de libros.

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