terrores nocturnos... y diurnos

20:30h (en la cocina)

Mamá, ¿puedo bajar al coche a coger mis playmobils?

Claro

22:30h (en la cama)

¿Habrá cerrado bien la puerta?

22:31h (en la entrada, la puerta bien abierta a la noche más negra)

Mierda. ¿Se puede saber en qué estaba pensando? Espero que no haya entrado nadie.

Con el cague propio de una damisela sola en la noche me acuesto después de haber revisado todas las habitaciones. Twice. No hay ningún malo, pero me duermo con la angustia de la imaginación más enrevesada.
 
2:50h (en mis dulces sueños y...)

Aaaarrrghhhhhhhhh pavoroso grito de asesinato y de repente me veo en la cama en pleno aaarrrrrghhhhhh grito de terror por el aaaaarrrggghhhhhh anterior. M duerme conmigo y se despierta en un aaaaarrrgghhhhhhh concatenado por los dos anteriores.

Intuyo a gato salir pitando escaleras abajo.

¿Estás bien? ¿Diosssss estás bien?

¿Qué pasa mamá? ¡Mamá! ¡Mamáááááá!

¡C!

Vuelo a oscuras hacia la habitación de C. Entro a lo bárbaro, enciendo la luz, la zarandeo. M detrás con su asustado e insistente mamááááá.

¡C! ¡C! ¿estás bien?

(básicamente está frita)

¿mmmmmmqué pasa mamá?

Nada nada, bebé. Duermete.

(besos)

Regreso a la habita con el corazón en la boca y M en la chepa. Nos metemos en la cama y no entiendo nada. Me tiembla el cuerpo entero. Miro el reloj. Las 2:57h. Me acuerdo de los fantasmas de iker jiménez y no puedo apagar la luz.

Los ojos como platos. El corazón a dos mil. Sigo temblando. No entiendo qué ha pasado. Por los ruidos de al lado, creo que he despertado a mis vecinas. Las imagino bajando a la cocina a por agua. Tampoco se pueden dormir. Vuelvo a lo mío. ¿Por qué me he despertado gritando así? No me quito al fantasma del sombrero negro de la cabeza. Mierda de programas de miedo. No puedo apagar la luz. Me abrazo a M e intento respirar a su ritmo. Parece que se ha quedado dormido. Me voy tranquilizando.

Sobre las 4:00h (en la cama)

Medio dormida. Miau hace ruidos raros. Está bufando. Mi cuerpo entero se tensa. Miau grita. Se oyen ruidos y gritos. Bajo corriendo las escaleras y mierda mierda mierda empiezo a entender. No hay fantasmas. Mierda otra vez. Hay gatos. Mi casa está llena de gatos callejeros. M me llama. Subo. Intento no cabrearme.

¿Mamá? ¿Qué pasa?

M, bonito. Te acuerdas que ayer bajaste al coche.

Sí, mami.

Dejaste la puerta de casa abierta.

Sí, mami.

¿La dejaste abierta? ¿Aposta? ¿Se puede saber por qué no la cerraste?

Porque quería jugar, mami.

Bueno. Pues porque querías jugar se nos ha llenado la casa de gatos. Quedate aquí tranquilito, que voy a ver si consigo que salgan.

M

¿Sí mamá?

Ya hablaremos mañana de lo de la puerta.

Noche de fiesta. Me armo con unas agujas de hacer punto (lo sé, soy un disparate) y bajo a la cocina que es donde parece que se han hecho fuerte los gatos. Miau los tiene acorralados. Por el camino... cacas, vómitos, cosas rotas, destrozos varios. Cada descubrimiento un pequeño dolor. Entro en la cocina y golpeo los bajos con las agujas. Sé que estáis ahí, malditos gatos. Salid. Barullo de gatos, de gritos, de bufidos, de espinas arqueadas. Mejor salir corriendo. En un alarde de valentía abro la ventana de la cocina y desaparezco. Cierro mucho la puerta. Dejo a Miau al mando. En el salón me espera M.

M, por favor, no te muevas. Estás descalzo y lo último que necesito es que pises ese vómito.

¿Cuál?

Pues ése

Ah, pensaba que decías ése de ahí.

...

Anda M, sube a la habita. Limpio un poco esto y subo enseguida.

5:30h (de nuevo en la habita)

De susto a enfado monumental. Consigo que M se duerma y me desmayo.

8:30h (en la cama)

No podía ser de otra forma. Me he dormido. Cojo el uniforme de un salto. Visto a M y ni se inmuta. Me medio tropiezo hasta la habita de C. La despierto.

Vístete rápido que hoy es muy tarde y no llegamos. ¿Qué vas a querer de desayunar?

Mmmm ¿por qué me despertaste anoche?

Puf. Luego te lo cuento. Un susto. Habían entrado unos gatos.

Te dejo aquí la ropa.

Te quiero mucho.

Y yo a ti, mamá.

La conversación de despertar a M la omito. Frustrante y larga y no llegamos y termino por salir en pijama al coche. Ahora vuelvo y me ducho y me visto y voy a trabajar. Total que llegamos al cole de chiripa, contándole a la bella durmiente lo de los gatos y los gritos. Se van. Por fin un suspiro relajado. Hemos llegado a tiempo. Soy una super mami. Ahora a casa a disfrazarme de super mujer. Conduzco despacito. Recreándome en cada curva, en cada nube. Pienso con calma en el té que está al caer. Aparco. Subo. Saco las llaves del bolsillo. Las meto en la cerradura. Acaba el sueño del té. No os cuento el de la super mujer.

La puerta no se abre y estoy en pijama en mitad de la calle.

Hago un breve repaso de mi situación y no hay alternativas. Lo bueno es que estoy tan cansada que todo me da un poco de igual. Me meto en el coche y me dirijo al trabajo. Aparco lo más cerca posible. Tan cerca que está prohibido.  Salgo con determinación y entro en el ayunta.

Buenos días

Buenos días

Buenos días

Buenos días

Entro en la sala en la que desayunamoscomemosymuchasvecescenamos y

Buenos días. Lo sé. Estoy en pijama. He pasado una mala noche. ¿Alguien sabe el teléfono de un cerrajero, por favor?

...

...

(mudo asombro)

Carcajada del personal.

Me preguntan. Les cuento. Se desconjonan. Llamo al cerrajero. Me dice que vaya. Salgo con determinación (a pesar de los ecos de las risas). Llego al coche y dos polis y ocho niños en plena clase de educación vial con mi coche mal aparcado.

Mirad qué bien. Aquí está la dueña del coche. ¿Qué le tenéis que decir a esta señora?

Levantan sus manitas. Yo ya es que me quiero morir.

Está mal aparcada porque hay aquí justo una señal que dice que no se puede aparcar.

¿Y qué más?

Miro al cabo con cara de pordiosss

Me mira y

¿Estás en pijama?

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