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En marzo no ha bajado el montón de los pendientes. ¿Para qué engañarme? Es un montón que sube y sube como los bizcochos de C. Me pasa por ser compulsiva en las librerías. Los libros que me llaman desde las estanterías y eso que ya sabéis.

Que no hayan bajado los pendientes no quiere decir que haya dejado de lado las lecturitas. Es sólo que me he dedicado a nuevas adquisiciones y regalos de los que me conocen y me quieren.

En marzo han caído 9 libros de muy diferentes estilo y condición. Desde Irremediablemente, de Alfonsina Storni (recibido de la colección a la que estoy suscrita en edición torremozas) hasta Aquí yacen dragones, de Fernando León de Aranoa, un regalo genial que terminé el mismísimo día 31.

Entre medias: Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos, de John Berger, El país de los ciegos, de H.G. Wells, Toda la luna de mi boca, de la cordobesa Estrella Cuadrado, Pequeña guía para ser feliz, de Anna Quindlen, El azar de la mujer rubia, de Manuel Vicent, Lo que mueve el mundo, de Kirmen Uribe y El maestro del Prado, de Javier Sierra.
 
De todos, sin duda el que más me ha emocionado ha sido Lo que mueve el mundo. Es un libro que recrea una historia real sucedida en esa época oscura y sepia de los últimos 30 y primeros 40 del siglo pasado. Niños españoles acogidos en Bélgica, belgas "acogidos" en campos de concentración. Una historia trágica contada con una sencillez que transmite una -no es melancolía la palabra, pero ahora no se me ocurre qué, ay, ya sé- saudade demoledora de la que sales ¡zas! de golpe y porrazo en una de las últimas páginas, la de la sorpresa, la de justo justo justo me lo imaginaba así.

También me ha gustado el de Fernando León. Es una recopilación de escritos de estos que se hacen en el metro o sentado en un banco mientras se espera -con más o menos puntualidad- a alguien. Los textos tienen la particularidad doble de que son muy imaginativos y muy visuales. Hay que leerlos por orden, porque también hay sorpresas.

Toda la luna de mi boca es muy especial porque fue uno de los poemarios que me llevé a casa después del largo día de trabajo que supuso la celebración del Día Mundial de la Poesía. Es un libro dedicado por Estrella, que participó en las actividades recitando sus poemas. Todos los libros que compré (alguno me regalaron también) serán un gran recuerdo de un día muy feliz.

Por lo demás, el de Wells es un relato corto bastante didáctico en cuanto al funcionamiento de las sociedades, la guía para ser feliz un librito bastante simple de autoayuda regalo de una revista chuli y El azar de la mujer rubia -también regalo- peor de lo que me esperaba. Es lo que tiene de malo esperar, que a veces vaya. Si se lee algo sobre él la idea es que el libro relata la influencia de Carmen Díez de Rivera (ayudante de Suárez a petición real) en algunos acontecimientos de la transición. La primera mitad del libro me ha costado. La segunda me ha resultado más interesante.

En cuanto al del prado, además de medio entretenerme me ha recordado mucho a aquélla vida en la que tanto paseé el museo, con toda esa ilusión de la vida por venir y el chico al que mirar de reojo.

...

En fin, que esto es lo que ha dado marzo de sí.

Si queréis ampliaciones, datos o lo que sea... como siempre, estoy.

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