he vuelto

De efecto colateral, el bichito me ha dejado un par de regalos bastante molestos que se llaman tos terrible y apatía fenomenal. Así que llevo una semana muy de melancolías, lágrimas y agujetas.

Tengo la suerte de compis que me han obligado a salir al sol, muy en contra de mi sinvoluntad, pero con mucho acierto. Hoy me siento mejor y hasta me estoy planteando empezar a ir la gimnasio -diosssss, qué manera de engañarme- a partir del lunes.

De momento, el domingo celebro mi primera boda. Creo que puede ser el punto de partida de un proyecto que me sugirieron hace unos días unos conocidos con los que me encontré por la calle. Tengo un trabajo extraordinario (por fuera de lo normal), en el que me enfrento a situaciones en muchas ocasiones hilarantes. Mis compañeros de aventura -expresión que incluye a los supervillanos- son una gran fuente de inspiración y en esto que estamos puede resultar interesante escribir sobre las tribulaciones de una politiquilla en un pueblo, mmm... ¿cómo decirlo? macizo.
 
Llevo dos días madurando la idea y cada vez le encuentro más sentido. Es verdad que todo lo que estoy viviendo es interesante y cómico y desagradable y un buen montón de adjetivos que justifican este sacarlo a la luz.

Ya veremos cómo.

Por lo demás, en estos días de tanta cama y más pensar, di vueltas a algunas cosas que me gustaría contar aquí. Mis rincones, por ejemplo. Rincones caseros y rincones viajeros. Mi terraza y la playa de Estaca de Bares, o Tavistock Sq, o la cocina de Westfield, o una piedra que mira al Mar Cantábrico. Lugares en los que me he sentido tranquila y cómoda.

También me dio por las planificaciones caca. Esas cosas que en el lienzo del techo se dibujan formidables (hacerme con una furgo y salir con los pins a la aventura de llegar a la selva negra) pero que la realidad convierte en un globo que se suelta y vuela dando vueltas pfffffffffffff hasta caer lleno de babas y fofo a alguna esquina incómoda.

Hace tiempo que no leo. Los abrillibros van a ser pocos y muy pinkies. Debe ser que abril ha llegado romantiquillo y poco fructífero. En todos mis sentidos.

Esta noche cena y baile. Mañana desayuno y preparaditas de la boda del domingo (glups) y cena sin baile. El domingo bodorrio (ay ay ay) y espero que el fin de semana me tenga un rinconcín reservado para el descanso y la limpieza. Que entre la enfermedad, la convalecencia, los pins y el gato no me apetece casa.

Y necesito casa para sentarme un rato y leer.

Y escribir.

Así que fin de semana: búscame un hueco chulo en el que descansar.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No me extraña que el bichito te haya dejado regalos molestos, porque si tienes una tos tan fuerte como dices, seguro que le tosiste en la oreja cuando estaba distraído y lo mataste de un ataque cardíaco.
Ya te digo.

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared