sin título

Son varios los días (semanas) que vivo sin ordenador y varios los días (semanas) que vivo entre libros de poesía. Ahí tenéis las dos causas directas de mi desaparición bloguil. Que el resto continúa sin cambios: pins, trabajo y poco más.

El ordenador lo dejé para que un amigo hiciera unas pruebas de no sé qué y los libros los he ido comprando últimamente, en mis escapaditas a Madrid (la última el  jueves, gran comida, mucha conversación y una pila de libros).

Este fin de semana me lo he dedicado. Era una necesidad tras tantos seguidos tan llenos de trabajo y pins. Así que el viernes pasé la tarde en casa, el sábado lo mismo -con breves incursiones a la plaza, a ver el taller de cine y a C que lo disfrutaba- y el domingo, mañana dominguera en casa con gato y tardenoche en casa de otra manzanariega haciendo yoga y abriendo chacras.

Me he despertado medio tarde pero con mucha energía. También es cierto que me he ido desinflando a lo largo de la mañana. Son tantas cosas, ¿verdad? las que hacen una vida. De todas formas, el fin de semana me ha cargado bien la batería y me siento con fuerzas para lo que viene, que se presenta mil de trabajo y -seguro- de cosas buenas.

En cuanto a los libros de poesía, me está fascinando Antología de Spoon River. Es curioso, lo mío con algunos libros. Me llaman a gritos. Paseo por su lado y cógeme cógeme y cien veces que pasee cógeme cógeme y al final bandera blanca y blanco directo a la parte de corazón que reservo a los libros.

Con este -es evidente- me ha pasado. Me ha llamado. Me ha pedido su oportunidad. Y me ha dado a cambio el regalo del libro bueno.

Como otras veces, intentaré escribir sobre él otro día. Primero quiero acabarlo. También ando liada con Pizarnik, con Lorca y con John Berger. Todo poesía en este febrero que ya va dejando apacibles mañanas de primavera.

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared