nada de gracia

Uno de los lugares que más me inspiran es la ducha. El agua hirviendo (si no no), el tiempo que pierdo, los olores del jabón-ahora-lo-llaman-aromaterapia... cosillas que me hacen viajar a mundos paralelos o inventarme un post.

El de ayer era chuli. Se iba a llamar el punto y empezaba con un He llegado a EL PUNTO. El punto sin retorno de la gordura de los cuarenta. Y el agua a todo quemar.

Mientras le iba dando forma recordé el comentario inglés de una vida antigua sobre las mujeres españolas: "Oye, que sois muy monas y tal, pero tenéis hijos y os venís abajo".

Ja.
 
Durante casi 12 años me he enorgullecido de no aparentar ni la edad ni la condición (¿que tienes hijosssss? ¿pero cuántos años tienes?), pero ayer llegué a casa con conciencia plena de lo que me pasa, que es que llego a la edad en la que la barriga se estanca tirando a mal y la cara se cae.

Lo que leéis.

Mal momento la ducha para barruntar el declive, la verdad. El simple gesto de mirar hacia abajo me hubiera hundido si mis ensoñaciones no hubieran acabado con el gas de toda la manzana.

El parón de una ducha a medias, con lo que conlleva de mala leche el 30 de enero, suavizó la mala leche de la tripa en cuarto creciente (de grasa, que ya os veo venir con imaginaciones pocoyó). Cuando regresé a la ducha, mis prioridades habían evolucionado de la contemplación a la reanimación por hipotermia, así que aún tardé un rato en volver a pensar en el punto de no retorno en el que parece que estoy.

Esa segunda pensada resultó más práctica. Decidí que tengo que salir -sólo de pensarlo no puedo dejar de reír- a correr un par de días por semana. Por supuesto, antes tengo que hacerme con el runnerkit. Una pereza. A ver. Lo de correr es salir por la noche y darme una vuelta de diez minutos, que ya serán dos, porque me ahogo de maravilla con estas cosas de sudar.

Ayer me parecía una idea superosea. Hoy ya me lo estoy pensando. Mañana me llamaré ilusa porque tengo una ilusión, que lamentablemente se contradice con mi gran sinvoluntad.

Y en esas ando. Acabando enero mientras organizo dos eventos para el próximo mes de marzo: los que corresponden con el día 8 de marzo, que reivindica la igualdad y a la mujer por el hecho de serlo y con el 21, Día Mundial de la Poesía, que quiero celebrar por todo lo alto.

¿Alguien se apunta?

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