revuelto de cosas que contar

La última vez que sentí la necesidad necesidad de escribir aquí quise hacerlo sobre los días blancos.

Los días blancos no nieva, pero suelen ocurrir a finales de otoño... en invierno.

Los días blancos son los únicos que no me gustan. Suelo no querer salir de la cama cuando los días son blancos.

Mi intención en aquél día que evidentemente resultó blanco era contar lo de los colores y los días -porque hay días amarillos, días azules, días grises, días naranjas- y lo bien que me sientan unos y lo poco que me gustan los blancos.

Pero luego pues lo de siempre. Al final se sale de la cama, se arrastra una al trabajo, hablamos, escribimos y entramos de lleno en esa parte en la que ya no apreciamos ni el color de los días.

Un poquito más tarde pensé en escribir sobre las explosiones de mandarina, que es algo muy exótico que me ocurrió hace unos días en un restaurante de estos de topemil both platos minúsculos y euros.

Y lo hubiera hecho con cierto encanto de no haber sido por el diarreil efecto secundario que aquella comida de autor nos supuso a varios de los comensales.

Me han pasado cosas divertidas, cosas de venas y sangre, cosas entrañables, miradas y abrazos y besos de pins, momentos espectaculares -como la improvisada cena de anoche con un grupo de personas extraordinarias por diferentes- cosas políticas y pedorretas de sobrino. Todo en una semana.

Y esta aglomeración me ha robado el tiempo para contar todas estas vidasdentrodelavida de las que no quisiera dejar de escribir.

Así que ahí las he dejado. En forma de caos. 

Ayer oí hablar de un vecino con nombre de personaje de Melville. Un nombre sonoro y con grandes posibilidades literarias, y esta tarde es probable que vivamos en el pueblín algún rato-berlanga.

No dejan de ocurrir historias.

No dejo de tener ganas de contarlas.

Y eso es bueno.

Significa que estamos vivos y que soy consciente de mi adorable falta de organización cerebral.

Comentarios

Key Hunters ha dicho que…
Pues yo quería saber lo que son los días blancos...
Anónimo ha dicho que…
los días blancos, los días blancos son largos, y los días rosas, no sé por qué pero no lo son tanto.

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