El amor no mata

Conozco a muchas mujeres que son afortunadas y no lo saben. Mujeres que se sienten bien con ellas mismas y queridas y respetadas en sus relaciones personales y familiares.

Son mujeres que tienen amigos. Que hacen planes. que viajan. Que se ríen. Que trabajan. Que pueden vivir en función de sus necesidades y apetencias. 

Mujeres que son libres sin ser conscientes del valor de su libertad.

Mujeres que no pueden ni imaginar el sufrimiento de aquéllas otras que no se creen, que han aprendido a no quererse. Mujeres sin amigos, sin planes, sin viajes, sin risas, sin trabajo, sin respeto, sin amor. 


Mujeres engañadas. 

Mujeres asustadas.

Mujeres que lloran.

Mujeres que no son libres y no son conscientes de ello.

Yo creo que las primeras mujeres, las afortunadas, no entienden el horror que viven las segundas. Cuántas veces he escuchado "¿Por qué no se van de casa?" "Yo no le permitiría ponerme la mano encima" "Es que no lo puedo entender" y pasar al siguiente tema de conversación.

Supongo que gracias a lo que a mí me ha tocado vivir (nada ni parecido a lo que he vivido hoy), yo siento una gran necesidad de ayudar a cualquier mujer que pase por una situación de dependencia, maltrato o terrorismo machista. Porque esto es lo que es: terrorismo.

Hoy he vivido este horror muy de cerca y no puedo dejar de pensar en la soledad absoluta en la que se encuentra una mujer maltratada cuando cierra la puerta de su casa.

Una mujer que además de sentirse inferior, merecedora de los castigos, atormentada y sola, siente vergüenza al salir a la calle.  Vergüenza porque la han pegado. Vergüenza porque ha denunciado a su agresor. Vergüenza porque todo el mundo la mira. Porque todos hablan de ella.

Y llega a su casa, cierra la puerta y se quiere morir.

Los sentimientos de culpa y de pena y la vergüenza y el terror que he visto esta mañana en unos ojos llenos de lágrimas de años me dice que estoy en el buen camino. Que el buen camino es apoyar y ayudar y entender y querer a mujeres que no saben cómo han llegado hasta aquí.

Porque la verdad es que nosotras tampoco lo sabemos.

Y tenemos que luchar y tenemos que conseguir que la lucha sea una lucha de todas las mujeres. En las casas, en los colegios, desde las administraciones. Pero sobre todo nuestra. 

Mujeres afortunadas: tenéis que tratar de entender que el terrorismo machista nos afecta a todas, aunque sea indirectamente. 

No hacemos nada reduciéndolo a una noticia o a una estadística. 

Y el plural es importante, aunque sólo sea porque en cualquier momento cualquiera de nosotras -sin saber cómo- se puede convertir en una nueva víctima del terror. 



Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared