las ganas

No sé cuál es la causa de mi desamor por seguir llenando de historias este espacio. Podría ser la vida misma, con sus cambios o la responsabilidad de un trabajo tan mal entendido (sí, soy política y me encanta y soy buena en todos los sentidos) o el cansancio de la sangre que intuyo me vuelve a faltar.

Sea como fuere (qué mona), cada día pienso en contar las cosas que suceden a mi alrededor y cada día me meto en la cama con la alternativa –muchas veces muy buena- que me regalan los libros.

Hablando de libros, acabo de terminar uno que quería leer desde hace años: la autobiografía de Benjamín Franklin. No ha desmerecido en absoluto mi interés previo. Es más, ando deseosa de cualquier cosa que tenga que ver con este ilustrado, incluyendo el sueño de algún panfletillo que saliera de su imprenta.

Tengo que volver a la Costa Este.

También me ocurre que ando sensiblona, con la idea de retomar conversaciones pendientes o de mantener correspondencia escrita, que es algo que siempre me ha entusiasmado pero que he sustituido desde hace poco más de un año por un guasapeo febril (lo del twitter no acaba de encajar con mi carácter, aunque ahí está).

En cuanto a las cosas que me pasan... son tan volátiles que pienso en escribirlas, pero el paso de los días destroza el interés y la acidez de mis primeras impresiones y –puaj- al final se quedan en muy poca cosa.

El sábado, por ejemplo, llegué a casa con la intención mordaz de criticar a los cienes de padres con los que coincidí en micropolix: esa idea formidable que los mayores convertimos (me incluyo por las canas, aunque me quedo con la frase de C “menos-mal-que-tú-no-eres-como-los-demás-padres”) en una tarde muy desafortunada.

Me vienen a la cabeza muchas críticas hacia los padres castradores niseteocurraquedarteaquípero¿túhasvistoquécolahay?, pero casi que hoy me quedo con la canción de Serrat, esa que tan bien conocemos todos de cuando éramos peques y pensábamos que seríamos grandes padres súper chulos.

¿Veis lo que me pasa? Acabo sustituyendo una crítica voraz por una canción amable.
 
A ver si con tiempo y un poco de espacio voy recuperando las ganas de contarlo todo.

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