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Mostrando entradas de enero, 2011

la felicidad es un pijama

Si no hubiera tenido que caerme de la cama para llegar a las once al pueblo, este domingo hubiera sido idealísimo. El madrugón lo ha deslucido un poco, es cierto, pero aún así me alegro de haber vivido este día tan sin altibajos. Una vez en casa -cuánto frío fuera- deambular, escribir y esa cosa maternal del avituallamiento. Un té, más escribir, una ducha hirviente y larga y en pijama a las cinco. Encender la chimenea y el monopoly... un éxito que nos ha mantenido de seis a nueve entusiasmados (y no, no ha habido bajas). De ahí a ahora lo típico: más de comer, los baños de los otros, leer cuentos, muchas cosquillas y besos y más besos y escribir un poco más. No sé si antes de la ducha he intentado dibujar algo, pero sin llegar a interesarme. Y como bostezo cada cinco segundos creo que ha llegado el momento inigualable de meterme en la cama y abrir el último libro por la página 172. Antes me prepararé una infusión con regaliz y duermebienes que me regale una noche de sueños buenos. No

lo que leo - a ver

Esta semana ha sido muy de ir y venir. Apenas he parado y a excepción de la noche insomne del viernes, creo que no he tenido momentos de sentarme y leer. El viernes, ya digo, que di un repaso general a las últimas revistas (integral, qué leer, mercurio.. en fin) y una especie de avance al libro del agua que mencioné de pasada el domingo anterior. O sea, que me siento sin inspiración ni entrenamiento para hablar de mis libros. En estas circunstancias tiro de memoria y aunque podría dedicar mis impulsos a la gran virginia o a amy hempel o a paul auster o a roger ackroyd (mismo), mis delicados ojos se han posado esta mañana en El Cuarteto de Alejandría , que leí hace ya la tira de años pero al que me gustaría volver no tardando mucho. Este cuarteto ¿lo habéis leído? es una tetralogía extraordinaria. Por una parte -literaria y más a mano- la historia cuenta las vivencias de un grupo de amigos que se forma ocasionalmente en Alejandría antes de la II Guerra Mundial. Siguiendo en esta línea

la rabiosa actualidad

Hoy he tenido ocasión de leer un par de noticias de esas que... ¿pero a qué demonios dedican el tiempo los editores? Por un lado ha muerto Nika, debido al parecer a causas naturales consustanciales a su edad y complicadas con una enfermedad. Ya había cumplido 48 años. Se ve que en los últimos tiempos no era la de antes y todos esperaban su muerte con resignación. Me han parecido duras las palabras del presidente, que ha dado carpetazo al asunto con un insensible “pasa a menudo, lo sentimos, traeremos otro”. ¿Otro? ¿Otro? ¿Traen otro y ya está? Me tiembla el labio de abajo ¿será lo mismo con otro? ¿cuántas generaciones de españoles se estarán preguntando lo mismo que yo? Menos mal que la salud de Susi -superado el cólico- es normal y no provoca especial preocupación, aunque nuestro adorado presidente ya se haya encargado de subrayar un objetivísimo “claro, también morirá algún día”. Eso sí, mientras ese aciago momento llega, la elefanta pronto podrá disfrutar de nuevas instalaciones más

reivindicando

Esta semana han sido dos las veces que he recomendado con cierto entusiasmo la lectura de las novelas de Domingo Villar. Que yo sepa (que no es que sepa mucho) ha publicado dos, las dos policiacas, y las dos localizadas en Galicia. ¿Y por qué me gustan las escribiditas de este señor? Pues... (como dijo jack the ripper) vamos por partes. Primero. Me gustan las novelas de intriga. Segundo. Éstas mantienen cierta tensión... interesante. Tercero. ¡Dios!, no son suecas. Me quedo un ratito en el punto tercero, porque – no descubro nada nuevo- es el definitivo. Parece que no, pero leer que Estévez y Caldas están en el bar Puerto decidiendo si ir a la lonja o no, no es lo mismo que imaginar a Wallander decidiendo en Brantevik si llama a Martison o a Svedberg para ir a Ystad. Además de las tramas, que están bien, me encanta poder entender al 100% las ironías del autor, los dobles significados, la falta de entendimiento entre el comisario gallego y el ayudante aragonés, me divierte verme retrata

una de esas cosas que me gustan

Kentish Town Waltz

amarillo amarillo

Ted Hugues me fascina sin haberle leido. Ted Hughes. Me fascina por su vida, tan llena de amarillismo, por lo que destruyó a su paso. No sé si creo en la culpa y desde luego desconozco si es justo hablar de él en estos términos, pero cuando enarbolo la irascible vena femenina que llevo dentro, me encuentro justificando docenas de malas palabras contra el poder endemoniado que a veces ejercen los hombres sobre mujeres estratosféricas. Ted Hugues llegó la semana pasada a casa a bordo de una edición bilingüe de Gaudete. Hasta ahora me he limitado a ojearlo, así que de momento no voy a hablar de él, ya veremos después (por lo que tengo entendido es una obra maestra ...). Y es que hoy me quedo en lo morboso, que es lo que en el fondo nos alimenta el alma y a algunos, la imaginación. Además de ser un laureado escritor inglés, Hugues ha pasado a la posteridad por su relación con dos mujeres, Sylvia Plath y Assia Wevill, que acabaron quitándose la vida de un modo terrible. Sylvia Plath es una

De mal humor, entre otras cosas

A veces no entiendo a los demás. Acabo de mantener una conversación estéril con una mujer con menos flexibilidad que una puerta de acero. Da igual de qué le hables, ella siempre a lo suyo - Es que me dijeron - Si da igual lo que te hayan dicho, lo que vamos a hacer es - Es que me dijeron - Pero eso fue hace tres meses, y ahora te estoy pidiendo que - Es que me dijeron - Vamos a ver, ¿puedes hacer el favor de - Es que me dijeron De-ses-pe-ran-te y causa directa de unos ataques frontales a la caja de chocolates de R. que no le están viniendo nada bien ni a mi culo ni al pobre R. (creo que le quedan dos). ¿De verdad la vida es tan complicada? ¿De verdad es necesario ser tan cerrado? Y mira que yo soy testaruda… ¿pero tanto? Desde que escribí lo anterior hasta ahora he arrasado la sección bollos del supermercado y sigo de mal humor. Las cookies de espelta con chocolate definitivamente NO son lo que esperaba y ahora estoy sugestionada con la especie de olorcillo a piensoperro que creo des

cosas que pasan

La nueva decoración del jardín incluye una bonita canasta de dos metros y una pelota (creo que es balón) de baloncesto. Todo muy conjuntado con la pared vintage -otros dicen desconchada- y esas lianas que nos han dejado las últimas lluvias torrenciales. Entre nosotros, le he encontrado un rincón monísimo, aunque parece que poco útil. Mamaaaa pues-así-no-juego ¿es-que-no-ves-que-no-tengo-hueco? ¿es-que-NO-LO-VES? Hueco hay, más o menos. Lo que no tengo claro es que la pelota no chafe la guirnalda de florecitas que he puesto en el aro. Total, que para aplacar esos ánimos enfurecidos y aprovechando el buen tiempo, me he puesto ropa holgada para “echar unas canastas”, que parece algo muy masculino pero no debe ser para tanto. Ni que decir tiene que mis saltitos entre las petunias han abortado la operación. Eso o la especie de pelota de gomaespuma -mis guirnaldas, por dios- que he lanzado entusiasmada a M (ni se ha movido el mamón) y ha caido con poca gracia sobre su cabeza, hecho que ha su

David

Imagen
David se prepara para sus diez minutos de fama nacional. Dice que le verán unos dos millones y medio de personas, que debe ser la audiencia del programa ese de paseos por el mundo en el que esta noche hace su aparición estelar. David es escritor, excéntrico, americano, una gran persona y un buen amigo. Y si, esperaré a las 00:00h para verle pasear por este pueblecín en el que vivimos y presentarnos a algunos de los personajes más ¿? de por aquí (en fin, al carnicero, al del pan, a la tabernera, al alcalssshhhhh). O sea, que esta noche no hay Treme . Claro, que anoche tampoco hubo. Los Reyes (magos), que están en todo, se han dado cuenta de que llevo dentro -además de a la mismísima virgina woolf (por cierto, que estoy con El faro )- una especie de frida kahlo con un leve toque renacentista, y han metido por la ventana (no sabemos cómo) un caballete. ¡Sí señor! un caballete. ¿Para qué demonios quiero esto? - dije en cuanto destrocé el envoltorio, justo antes de lanzarme en plancha a por

Hermosa soledad

Hermosa soledad es un cuaderno de notas. Me gustaría contar que como el mío, pero lamentablemente mis dotes ilustradoras son bastante limitadas y no es el caso, y es que en este delicado libro comparten espacio anotaciones e ilustraciones del mismo autor: Jimmy Liao (Taipei, 1958). Lo que yo llamo anotaciones son poemas breves, una frase, incluso una lista de números o una página en blanco. Casi todas las anotaciones vienen precedidas de una fecha (el libro se estructura cronológicamente) y de un conciso parte meteorológico, y a cada una le acompaña una ilustración (no ocurre lo mismo al contrario, hay ilustraciones que solas lo cuentan todo). Algunas entradas son cursivas, son las más personales, las que no son pequeñas obras de arte. Son entradas cotidianas. A veces finalizan un texto, otras lo son en sí mismas (“Que yo recuerde, jamás he pintado para mí mismo un autorretrato, ¿o quizá cada trazo de mis dibujos es en realidad y en el fondo mi autorretrato?”). El libro surge como for

La táctica

Mamá ¿quiénes son los reyes magos? Pues el de la barba blanca este año es gustavo sánchez lo sé porque últimamente se pasa el día en el trabajo vive muy cerca de patricia la profe de m del año pasado y tiene unos líos tremendos con su vecino ¿sabes? hace muchos años vivía en madrid al ladito de la casa de mami sus hijos no iban a mi cole y ahora viven en otro pais supongo que estarán ahora aquí pasando las navidades con sus padres pobrecitos no se ven mucho, la verdad, el otro dia me estuvo contando que le gusta mucho la naturaleza por cierto podríamos ir el domingo a dar una vuelta por el campo creo que voy a quedar con los padres de albertito para subir al tolmo ¿te parece bien? pero antes tenemos que ir a cortarte el pelo no puedes seguir con esas greñas, hija, a ver si el viernes por la tarde me da un ataque y bajamos a la peluquería claro que lo bueno sería que me diera un ataque y te cortara el pelo yo misma ¿te imaginas? lo que me va a dar es un ataque de pereza para bajar el vi

Vuestro mi verso

Cuando era pequeña, mi tía (Mamen, por cierto y uuuy) me regalaba cada año un cuento de Gloria Fuertes dedicado por ella. En mi yo de entonces tenía claro que mi tía y esa tal Gloria debían ser súper amigas y -entre nosotros- no esperaba con especial emoción, aunque sí con la seguridad de la rutina, el cuentito del año. Ni lo esperaba con emoción ni -pasada cierta edad (por dios Mamen, que quiero una minifalda)- recuerdo que los llegara a leer. Y así se acumularon en las estanterías aquellos libritos “Para Lucía de Gloria Fuertes”. Lo que sí recuerdo -pero eso es ya otra historia- es que me ilusionaba que mi tía me presentara a su amiga, cosa que no llegó a ocurrir. Ahoro supongo que no eran tan amigas y que yo tampoco debía estar demasiado interesada. Una pena. Pasaron los años y aquella mujer de voz seca no acabó de interesarme más alla de la hilaridad cuando una compañera salió en la tele con ella cantando unos villancicos casi demasiado viejos. Luego crecí, se murió, la olvidé y un

Para empezar el año con algo ligerito...

… escribiré sobre La tía Mame , de Patrick Dennis, seudónimo de Edward Everett Tanner III, un popular autor norteamericano símbolo de la bohemia de Nueva York en los años 50 y 60. El argumento de esta novela, publicada allá por 1955, no requiere pensar mucho: es la vida del narrador, que ¡ostras! se llama Patrick Dennis (o sea, primerísima – aunque ficticia- persona). Lo que me gusta de este libro es el ejercicio de construcción de los personajes, sobre todo el de la tía excéntrica a través del que se articula la trayectoria vital de Dennis, que además refleja el devenir del mundo durante aquellos maravillosos años . Además de la tía, que es un personaje realmente poderoso, la historia está plagada de secundarios entrañables como el mayordomo japonés, la amiga Vera, el apolillado señor Babcock, la rival sureña, Agnes o Brian O'Bannion, el parásito irlandés y poeta que hace de negro de Mame. El libro se estructura en 11 capítulos que abarcan la vida de PD desde los 10 años (1929), c