listas

Supongo que porque mi vida necesita orden me ha entrado una necesidad frenética de listar. Listas de la compra, listas de cosas que hacer, listas de cosas que no hacer, listas de nuevas normas, listas de libros, listas de canciones, listas de palabras bonitas, listas de colores, listas de comidas, listas laborales, listas de sí, listas de ni de coña, listas abiertas, listas cerradas, listas de frases de ayer, listas de flores que quiero, listas de muebles, listas de destinatarios, listas de cumpleaños, listas de planes infantiles, listas de planes de lucía, listas de medicinas, listas cosas que debería limpiar, listas de abrazos que quiero dar, listas de listas.


Es evidente que esto de las listas se me ha ido de las manos. Aún así, las reivindico y las reivindico en su doble vertiente: útil, por un lado y literaria por otro.

Porque las listas -con amor- son de lo más literario que he hecho últimamente (literario, entre nosotros, para que nos entendamos).

Resulta que empecé con una listita básica... digamos de cosas que comprar (lo primero una cama por diossss). Y seguí por otra de cosas que hacer. En la tercera -algo que ver con los pins- empecé a coger ritmo y no me refiero a ritmo de agilidad, sino a ritmo poético, cadencia. Las frases ya no sólo enumeran, sino que se convierten en algo más musical.

Asombrada por esto de las listas y la música me acordé de un librito precioso. Se trata de Me acuerdo, de Joe Brainard. Una larga y deliciosa lista que os recomiendo.

Porque soy así, os dejo 14 de esos me acuerdos. El resto ya sabéis dónde encontrarlo.

Me acuerdo del día que murió Marilyn Monroe.

Me acuerdo de muchos primeros días de colegio. Y de ese sentimiento de vacío.

Me acuerdo de muchos septiembres.

Me acuerdo de cuando pensabas que si hacías algo malo, la policía te metía en la cárcel.

Me acuerdo de la gente muy mayor cuando yo era muy joven. Sus casas olían raro.

Me acuerdo de la que vida era tan seria entonces como lo es ahora.

Me acuerdo de un pinatuñas rojo oscuro casi negro.

Me acuerdo de un día muy caluroso de verano en el que se me ocurrió poner cubitos de hielo en el acuario y se murieron todos los peces.

Me acuerdo de querer dormir en el patio de atrás y de que se riesen de mí diciendo que no iba a aguantar la noche entera y de, al final, dormir fuera y no aguantar la noche entera.

Me acuerdo de las fuentes que empiezan por un chorro pequeño y cuando pones la cara sale un chorro gigante que se mete en toda la nariz

Me acuerdo de la sopa de pollo con fideos cuando estás malo.

Me acuerdo de los filetes de pollo empanado.

Me acuerdo de llenar la cubitera hasta arriba y de intentar llevarla hasta el congelador sin que se me derrame nada.

Me acuerdo de lo que cuesta poner fin con naturalidad a una carcajada en público.

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