un poco de yo

Hoy he pasado un día terrible y no se me ocurre mejor ejercicio para dejarlo atrás que escribir. Escribir tiene un algo terapéutico que ayuda a soportar la vida cuando la vida resulta insoportable.

Por supuesto no voy a entrar en las causas del dolor, porque el dolor es privado, pero sí me apetece compartir este sentimiento tan triste. Nunca lo hago. Nunca comparto penas. Puedo estar muriéndome de dolor y contar -incluso con gracia- algo tan aséptico como que estoy en la cocina haciendo de las mías.

Esto tiene un lado malo, que es sentirse solo, porque si a la pena le unimos el sentimiento de soledad absoluta... entonces la pena se multiplica por tres. Lado bueno seguro que tiene. Todo lo que ocurre en la vida tiene algo de bueno, aunque sólo sea que ayude a crecer.

Así que aquí me tenéis, en plenos efectos colaterales de una encrucijada o de andar haciendo equilibrios sobre una cuerda o de no saber qué va a pasar mañana o de eso tan terrible que es querer y no poder.

Casi son las once y puedo decir con tranquilidad que la tormenta ha pasado, que aunque no se puede llorar más ahora podría sonreír, que aunque me he sentido muy sola sé que no lo estoy, que sufrir también es especial y que todo aún puede pasar.

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared