los abrazos de lucía

Un día bajé a la tierra o bajé la guardia, aún estoy decidiendo qué pasó, y me convertí en eso que llaman persona normal, con sentimientos y así, y empecé a querer abrazar a todas las otras personas a las que sentía sufrir.

Cuento esto porque me asombro de mí. Yo, que tradicionalmente he sido distante en mis relaciones con el mundo, de repente me encuentro queriendo hacer llegar mi apoyo, mi amistad o mi amor en forma de abrazo.

De repente me importan los problemas de las personas que me rodean. Vamos a ver, antes me importaban también y también trataba de ayudar a solucionarlos, pero sin el sentimiento de hoy, sin la implicación emocional de las últimas veces.

Yo siempre he sido muy objetiva. ¿Tienes un problema? Vamos a solucionarlo, pero desde la razón. Vamos a pensar, vamos a decidir.

Y ahora de repente siento que un abrazo puede más que toda esa ayuda pensante. Un abrazo hace llorar, un abrazo reconforta, un abrazo hace desaparecer la soledad, también hace sonreír.

Y esto de ahora es ya la ciencia ficción de mi vida
: yo nunca me he dejado abrazar en mis momentos grises. De hecho, ni siquiera creo que haya llegado a compartirlos (más allá de mis conversaciones asépticas con el librero). ¿Y sabéis qué? Ahora me apetece que lleguen, para dejarme abrazar por todos los que sé que estaríais dispuestos a hacerlo.

Comentarios

beabeabeabea ha dicho que…
Ahora iremos todos a abrazarte en masa! muahahahahaha (risa maligna)

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