musiqueando

En ese volver del que hablaba el otro día también he recuperando la música por las mañanas, la música a la hora de comer, los bailes de cuando estoy sola o desgañitarme con las canciones que sacan lo mejor de mí.

Ayer sin ir más lejos tuve una buena ración (i) de locura musical antes de yoga y (ii) de bailes mientras se me quemaba la cena (consejo básico: nunca os creáis jim morrison con una cuchara de palo de micrófono).

Reconozco que me hice un lío de impresión, saltaba de Joe Cocker a Los Nikis, de Jaime Urrutia a Aerosmith. Pasé por Antonio Vega, los clash, counting crows, Enrique Bunbury, Elton John, Sabina, Los Ronaldos, PJ Harvey, REM, the waterboys… A primera vista casi todo muy ochentero. A primera vista, que también tuve lo mío con Belle and Sebastian (consejo chulo: dadles una oportunidad).

De todo este carajal, ayer me quedé con los españoles de la edad de oro y acabé la noche cantando y haciendo bailecitos por el salón (consejo útil: nunca comáis chocolate antes de dormir, porque produce el indeseable efecto de teneros bailando hasta las tres de la mañana).

Hoy tengo previsto irme a casa pronto y hacer recogiditas bailonas hasta las dos. Luego iré a por los pins, los disfrazaré y los llevaré al festival de fin de curso. Espero que no tengan la mala suerte de acompañar la actuación con musiquita, porque lo mismo consigo avergonzarles para siempre jamás (consejo de madre maléfica: disfrutad de ese momento jijiji).

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