la noche me es propicia

Hoy ha sido un día de ánimo caído. Quiero creer que el persistente dolor de garganta que arrastro desde la inundación del sábado es parte de esta melancolía que siento, porque si no es así, el tema se pone feo de cara a los próximos días.

De todas formas, me he puesto a escribir aquí porque me apetecía contar que pasear en una noche como ésta calma. Los perros ladran lejos, la temperatura es perfecta, huele a casi lluvia, se ven retazos de vida ocre a través de las ventanas, el aire mueve un poco el pelo mientras vienen a la cabeza otras noches como ésta o por fin relativizo el montón de problemas que me esperan en el salón.

En la noche todo se aquieta, los ruidos se suavizan, las voces llegan amortiguadas por el peso del día.

Cuando llegaba a casa, caminando despacio, he recordado unos versos de J.A. Goytisolo que no tienen mucho que ver conmigo hoy, pero sí con el poder de la noche siempre:

(…) Aunque la historia
tan sólo ha comenzado
y sepa que la noche
le es propicia (...)


Estos versos forman parte de un poema muy delicado que da título a un librito que he vuelto a releer al llegar a casa para mayor gloria de mis momentos no.

Y ahora me vais a perdonar, pero me dispongo a salir al jardín a seguir disfrutando de esta noche tan agradable y ya veré si a escribir otras historias -conociéndome- seguramente raras.

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