miedos y resacas

Hoy me he despertado con un dolor de cabeza formidable. Me encantaría decir que anoche me cogí la curda de mi vida, pero como sólo trasiego trinaranjus de limón mentiría y me sentiría mal por mentir y ¡qué demonios! ¿no es ficción esto que hago? Pues sí, MENUDO RESACÓN el de esta mañana de invierno, qué carajo.

Como soy una madre responsabilísima hoy los pins se han saltado el cole, imposible abrir los ojos con ese dolor de luz. Medio me he puesto un antifaz, que es una cosa absurda que me compré para cuando me creo Holly (si no os encanta desayuno con diamantes no sabréis de lo que hablo), pero el deber es algo que ya llama por teléfono y sobre las nueve estaba arrastrándome al té.

Me encantaría llevar la vida ordenada de las mujeres sanotas, deportistas y entusiasmadas con la alimentación natural y el feng shui (y juro que lo intento, lo intento lo intento y lo intento) pero soy terriblemente imperfecta.

Vale.

Ya lo he dicho.

No me sale lo de los desayunos completos con zumo de naranja natural, nunca limpio los zapatos, no sé usar un secador (ya no cuento lo de los cepillos esos redondos), se me olvida que hay que merendar, acumulo todo, mi armario nunca saldría en habitania, las flores me deforman la nariz, viviría en pijama, descontrolo todos los horarios, como ¿como? raro la mitad de los días, bailo sin control a altas horas del mediodía, a veces hago los deberes de C para que vaya más rápido, no mantengo la calma bajo ningún concepto, lloro desconsoladamente y lo peor de todo... tengo 1 miedo que me paraliza.

Como aún no estoy preparada para compartirlo lo dejo ahí, pero mi librero me ha confirmado que tiene que ver con unos problemillas de hipoautoestima que arrastro desde hace un porrón.

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