Hoy me han regalado un anillo

Soy tan chuli que nunca llevo achiperres, zarcillos, colgantes o fruslerías de esas, PERO reconozco con entusiasmo que me chiflan los anillos. Grandes, enredados, pintados, de metal, de cerámica, de azulejo, de tela, de lo que sea. Tengo cienes, pero hasta hoy no me ha dado por pensar que algunos son verdaderas obras de arte. En miniatura, pero creación en estado puro. Y de este proceso tan minucioso, salto al domingo pasado, en el que un señor muy muy mayor me invitó a su casa a ver sus esculturas.

Que al señor le diera por cambiar el ganado por la escultura a los 65 años es de aplauso. Las obras que tiene son toscas -ahora mismo está tallando en piedra una especie de busto de mujer muy asirio en su técnica- y no del estilo que a mi más me puede gustar, pero el mérito que tiene todo su trabajo es innegable y que me diera la oportunidad de ver y tocar algunas de las esculturas es una suerte, como él mismo se encargó de repetirme una y otra y otra vez.

Una escultura en roca, una figura modelada en barro, un anillo, un relato... creo que no apreciamos el valor de la creación, de la manufactura, de los procesos que llevan de la idea al objeto. Estamos acostumbrados a ver y comprar y acumular y a no pensar en el cariño que los artesanos depositan en sus creaciones, en esas cosas que nos ponemos a diario o de las que simplemente pasamos de largo.

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