Busco príncipe azul (descendiente de tarzán, a ser posible)

O sea, una cosa de lo más normalita. Es que he dado con el hotel y no veo el momento de hacer las maletas -quien dice maletas dice petates- y largarme al norte, muy al norte, así como al canal de la mancha. Bueno, vale, no tanto.

Viendo unas fotos del hotelito de marras me dio por cagarme en los muertos del sr disney y la imposición definitiva de ese modelo familiar basado en el eres-tú-mi-príncipe-azul-que-yo-soñé. Un lavado de cerebro en toda regla que ahora nos confunde.

Tanto, que no me imagino dando saltitos por las habitaciones -colgadas de los árboles, sí, sí, col-ga-das, y llenas de ventanitas en forma de corazón- sin un apuesto príncipe al que esperar mientras pétalos de mil colores caen como nieve sobre mi cabeza.

Y sin príncipe no hay plan. Así que tengo que hacer algo pero que ya. Había echado el ojo a uno, pero es muy de mocasín ¿y si se le va el azul al intentar subir por la escalera de cuerdas? No, no. No vale un príncipe cualquiera, éste tiene que tener ciertas cualidades ¿campestres?

Qué dilema, digo qué pena.

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