Querida Cecile:

Últimamente ando un poco desganada. Aún así, el calor asfixiante del verano está ya dejando paso a un nuevo tiempo. Ayer estuve en Longwood con Piers y nuestras pisadas hicieron crujir las primeras hojas muertas. Te hubieras reído viéndonos regatear en Blackhills. No lo creerás, pero salimos de allí con dos bolsas tan llenas que tuve que dejar para otro día lo de las flores.

Paramos un rato en Willert Park y mientras yo daba de comer a los cisnes (¿sabías que son carnívoros?) , Piers se puso a recitar a gritos los últimos poemas de Saul B. Johnson. Los cisnes metieron la cabeza en el agua y ya no pudimos dejar de reir hasta llegar a casa de Sarah.

¿Recibiste la biografía de Arthur Rihbarb? Si es que no, dímelo y se la reclamo al viejo Leo, que ya sabes dónde tiene la cabeza.

Un abrazo a los dos,

Violeta.

P.d. Tu historia del elefante me hizo llorar de risa. No sé cómo, pero siempre lo consigues.

Comentarios

Molando voy

Las buenas acciones y sus consecuencias

hablar

frases de pared