De paseo

La nieve amortigua sonidos, o eso me ha parecido en mi camino. La calle principal, la que deja en la plaza del pueblo, es bulliciosa. Hoy las tiendas están abiertas, hay gente, hablan, pasan coches, un camión descarga bebidas. El ritmo de siempre, pero sin sonido. O con un lejano sonido de fondo. Blanco. No amortigua, me acabo de dar cuenta, es que da densidad al silencio.

Aparte de esta cosa tan rara de la nieve y el silencio, que me ha asaltado esta mañana, no hay novedad en el frente. Cansada de ayer, con el compromiso de leer mañana un cuento en la biblioteca municipal, con un suave-y molesto- dolor de garganta (no es excusa) y pensando en la etapa que inicio el próximo viernes.

Aprecio más días como éste desde que no tengo que ir a Madrid. Me gusta la nieve, ver nevar a través de la ventana, con un té cerca y pájaros hablando del frio sobre una rama.

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