La casa por el tejado

Cuando me despierto y puedo me regalo cinco minutos más para pensar en el día que tengo por delante, en el que he dejado atrás, en qué demonios decía aquélla cancioncilla de duncan dhu, ¿qué tal estará E?, se me ha olvidado llamar a V, definitivamente ese final no. A veces aventuro un brazo al exterior para confirmar qué bien se está en la cama, vuelvo a mirar por la ventana y sigo dando vueltas a mis cosas.

Ayer en una de esas me encontré con el título del próximo cuento. Me puse nerviosísima. Ya no pude pensar en otra cosa, ni en la cama ni a lo largo del día. Es un título formidable, ¿y el narrador?, ¿cómo llamo a la protagonista?, la casa de la chica, ¡tengo que inventarme la casa entera! ¿de qué color la visto?, ¿cómo consigo que él vea el interior?, ¿qué se encuentra allí?, ¿qué sucede?, ¿qué historia me apetece contar?, ¿qué demonios hago ahora con este título tan redondo?

Pasé un día emocionante dando vueltas a la historia, apuntando -ahora sí ahora no puedo, que no se me olvide- ideas en cualquier papel. Hoy estoy más centrada.

Creo que esta tarde empezaré la próxima historia interminable.

Comentarios

BailaBailarina ha dicho que…
ánimo!!!!! :O)

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